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domingo, 20 de septiembre de 2020

Plausible las ciclo-rutas, pero lamentable su planeación

Por: Bernardo Socha Acosta

La necesidad de hacer campañas y promover medios de transporte no contaminantes, es una necesidad de lógico sentido, no solo en Bucaramanga, sino en todas las ciudades de Colombia y del mundo, para que no sigamos aumentando la movilidad con medios de transporte impulsados por combustibles derivados de los fósiles. Eso lo tenemos muy claro quienes consideremos que gozamos de un sentido racional y sosegado como para actuar sin el riesgo de estar cometiendo los errores más deplorables, lamentables y garrafales que causan daño a los demás como está pasando con la administración del actual alcalde de la capital de Santander.

Y esto lo digo y lo corroboraron más de una decena de personas con quienes realice un sondeo, sobre las obras que continuó adelantando el gobierno de Bucaramanga, relacionadas con las ciclovías.  Las ciclovías son tan necesarias como como es tan indispensable una malla de calles y carreras que faciliten la evolución de una ciudad y una sociedad que está en constante crecimiento. El progreso no se puede detener y quienes lo hagan son seres con una mentalidad recortada. Está bien –y nadie lo está negando- que se realicen obras para incentivar la utilización de la bicicleta como medio de transporte, pero hagámoslo bien sin el riesgo de hacerle daño a los demás y poner en riesgo la vida de los ciclistas con la atracción gravitacional de los vehículos grandes con los pequeños. 

La maltratada carrera 21

Y pretender incentivar el uso de la bicicleta como medio de transporte, no justifica que las autoridades prevaliéndose del poder, cometan los peores y más infames actos, como es,  desmembrar una vía arteria preferencial como la carrera 21, que fue ampliada con sacrificios, no solo de la administración municipal del momento, sino de los dueños de inmuebles que debieron despojarse de ellos para dar paso al progreso. 

Acabar con un carril vehicular de una vía arteria como la carrera 21 que facilitaba el fluido automotor de sur a norte, es algo que no tiene perdón… Hacía unos 5 meses que no transitaba por esa carrera, por motivos de la pandemia y por algunos otros factores ajenos y este fin de semana utilicé esa vía y quedé, en medio de la ira y la sorpresa, estupefacto, al ver que pasaron, primero, tantos años de ser una carrera  reducida pero tan utilizada por la industria del transporte  y por fin hubo una administración municipal con visión de futuro y tras muchas circunstancias se logró la ampliación, para que fuera un eje vial preferencial de Sur a Norte. Ahora llega una administración municipal con un negativo sentido de futuro global y en una acción bárbara  acaba con un carril con el prurito de hacer obras para el transporte en bicicleta. Eso no tiene el mínimo sentido. Esa es una acción infantil carente de cualquier sindéresis.  En una acción de verdadero gobierno progresista y con  perspectiva de ciudad y sociedad, hubiera destinado otra de las vías que no tienen la circulación vehicular  que tiene la 21, para que hubiera hecho esa ciclo-ruta o coclovía, quizás con más garantía para los ciclistas, porque en las condiciones que se hizo no es favorable para un ciclista que puede de un momento a otro accidentarse por el harto flujo automotor que tiene la carrera 21 hecho que puede inesperadamente ocurrir una tragedia, sabiendo que la tracción que produce un vehículo en marcha puede atraer a los ciclistas y causarles daño y hasta la muerte.   

Salida de la Ciudadela Real de Minas

Ahora dirán los defensores de tan absurda idea, que esos proyectos se realizan en otras ciudades y por qué aquí no se puede... Si, nadie lo está negando, pero en circunstancias geográficas diferentes. Por ejemplo, en Bogotá se pueden hace ciclo-rutas paralelas a grandes autopistas, pero como hay suficiente espacio, se deja un buen separador entre los carriles vehiculares y la ciclo-ruta. Aquí no porque no hay espacio y es necesario hacer la ciclo-ruta por otra vía de casi nula circulación de automotores de gran tonelaje. Pero lo que se hizo por la carrera 21, repito, es una bestialidad y no una gran azaña. 

De tal manera que cometer esa calaverada que no demuestra más que una desproporción mental  y un sentido de retroceso que no lo comete ni el peor ignorante. Y, no lo comete una administración municipal sensata, porque no se puede acabar un servicio público como es el de movilidad, máxime cuando la carrera 21 tenía reciente transformación porque fue ampliada con carriles que ayudaban a la comunidad a desplazarse con mayor fluidez. 

Ahora en ese eje vial, el común denominador, es la acumulación vehicular, los graves trancones, el despertar del mal genio de conductores y pasajeros, accidentes, muertes y una serie más de aspectos negativos, porque la tradicional y cómoda carrera 21 se acabó.  Ahora las personas que van a laborar tienen que irse dos horas antes para llegar a tiempo a sus fuentes de trabajo, todo porque la administración municipal, sin ningún sentido futurista, quiso hacerles una obra a los ciclistas, pero con la corta reflexión, no se imaginó que esa ciclo-ruta es una grave amenaza  para quien se atreva a desplazarse por ahí, repetimos, porque los vehículos grandes atraen por acción de la física a los pequeños y los lanza a las ruedas con las consabidas consecuencias. En cambio, si hubiera hecho una ciclo-ruta por una vía de menos tráfico, no habría ese grave peligro.  Entonces al final, esa obra se va a convertir en otro de tantos ELEFANTES blancos que hacen los gobiernos sin ninguna PLANEACIÓN, sino con el ánimo de fanfarronear. Esta ciclo-ruta puede convertirse en un trampolín de la muerte.

bersoa@hotmail.com

 

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Mucha gracias por su aporte intelectual.

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