Foto: Archivo |
Bucaramanga.- Hubo confusión y temor en el Carrasco. Transcurrían las 10:30 de la mañana, cuando inesperadamente de una de las celdas empezaron a salir, vapores, gases y olores nauseabundos, que de inmediato provocaron malestar entre los operarios que a esa hora, con sus herramientas, expandían los residuos sólidos en el lugar. Incluso se escucharon algunos estallidos de botellas.
Dos operarios tosían, otros
dos vomitaban, e incluso uno de ellos estuvo a punto de desmayarse.
Ante tanta algarabía, al lugar
llegaron dos ingenieros químicos, un ingeniero ambiental y un funcionario del
Grupo Especial Ambiental (GEA), todos adscritos a la CDMB, quienes de inmediato
procedieron a revisar los residuos que acababa de depositar un vehículo
afiliado a la Empresa de Desechos Especiales S.A, Edepsa. Ampliación
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