En la capital de Santander quedó superado el caos que se venía registrando en el servicio de transporte colectivo, por divergencias entre Metrolínea y el operador Movilizamos al culparse mutuamente de problemas internos.
Otra situación que había agudizado
el mal servicio tenía que ver con el paro y protesta
de las busetas de la Empresa Lusitania a las que el Área metropolitana las casó de las rutas
convencionales y les asignó unos recorridos que no les producía para pagar los
costos de operación, según las denuncias que hicieron a la prensa los afectados.